domingo, 4 de febrero de 2007

Hace un momento veía un documental de la cultura entretenida de TVN, el tema, el por qué de la exageración de las formas en el arte, tomando como primera obra la venus de willendorf. Si uno ata los cabos sueltos de la historia verá que, efectivamente, existe una patología en el ser humano, aumentar todo objeto o acción con el fin de que sea más valorado por él o por los otros.

La visión que los humanos tenemos de nosotros mismos esta bajo ese prisma, de esa patología. El anhelo del hombre es ser el más inteligente, más hermoso, más deseado, de tener y ser más que los otros. Esta patología se convierte incluso en el sustento de nuestra cultura, que como mostraba el documental, se manifiesta en objetos de arte que junto con reflejar el momento cultural de cada tiempo y cada tipo de gentes, muestra esta .
Cómo no hacerse eco de algo que pasa tan desapercibido, cómo es esa necesidad intrínseca del ser humano de asemejarse a esa construcción humana que se llamó Dios, aunque creo que es esa misma necesidad de ser más, lo que nos ha llevado a ser lo que somos en estos tiempos, ni mejores ni peores que nuestros ancestros, pero si con un conocimiento adicional bastante superior del funcionamiento de este grupo de humanos que se aglutinan en lo que se denomina sociedad, conocimiento que nos brinda la posibilidad de construir una mejor sociedad.
La tecnología sobre todo, nos ha permitido horizontalizar las relaciones humanas, pero ahora es cuando se hace más cruenta la batalla porque son más quienes disputan el poder, aunque también hay que rescatar que cada vez más la meritocracia va ganando terreno, aunque no sabemos hasta donde los poderes fácticos lo permitirán.

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